
¿Cómo acostumbrarse a las gafas?
Acostumbrarse a las gafas es el primer paso para disfrutar plenamente de una vista óptima y relajante.
La transición a nuevas lentes o monturas puede, de hecho, requerir un breve período de adaptación, necesario tanto si acabas de comprar un nuevo modelo de gafas como si has cambiado la graduación.
Para hacer la transición lo más corta posible, a continuación te daremos algunos consejos útiles para acostumbrarte a las nuevas gafas.
1. Usa un modelo que te guste
Para acostumbrarte más rápido, usa un modelo que te guste. Este es el principio fundamental cuando se trata de elegir las gafas perfectas.
La montura que elijas debe reflejar tu estilo, pero hay mucho más que considerar.
La primera regla de oro es tu forma del rostro. Encontrar la montura adecuada significa, de hecho, armonizarla con las características del rostro. Por ejemplo, monturas más delgadas quedan bien en rostros redondos, mientras que rostros rectangulares pueden ser enfatizados por monturas más anchas.
El color es otro aspecto crucial. Elige un tono que combine con el color de tu piel y cabello. No olvides que la montura de las gafas es un accesorio, y como tal debe realzar tu apariencia, comenzando por el rostro.

La elección del modelo también gira en torno al ajuste. Las varillas deben descansar cómodamente detrás de las orejas, mientras que el puente nasal debe ajustarse sin causar presión. Si te sientes cómodo, la gafa se convertirá en una extensión de ti mismo y los tiempos para acostumbrarte se reducirán drásticamente o incluso desaparecerán.
Y, por supuesto, considera tu estilo de vida. Si te gusta el aire libre, opta por gafas de sol con protección UV. Si, en cambio, necesitas gafas para trabajar en el ordenador, también considera elegir un modelo ligero.
En esencia, la elección de la montura es un equilibrio entre estilo, forma del rostro, color, comodidad y adaptación a tu estilo de vida. Cuando encuentres el modelo perfecto, tus gafas no serán solo un accesorio al que debas acostumbrarte, sino una declaración de ti mismo.
2. Encuentra la medida correcta
Encuentra la medida correcta: este es el secreto para asegurarte de que tus gafas no sean solo una necesidad visual, sino también un accesorio cómodo y atractivo.
De hecho, cuando se trata de gafas, el ajuste lo es todo. Si aún no has probado algún modelo, acude a tu óptico de confianza, un profesional que entienda lo crucial que es encontrar la medida perfecta para ti. Te darás cuenta de cómo la elección de la montura ideal requiere paciencia y atención a los detalles.
La medida correcta significa que las varillas de las gafas descansan suavemente detrás de las orejas sin causar molestias o presión, mientras que el puente nasal debe ajustarse perfectamente a tu nariz, garantizando una sensación de comodidad cuando las usas.

Y si, a pesar de todos estos cuidados, las gafas que amas se deslizan por tu nariz, resuelve el problema haciéndolas ajustar la montura con tu óptico. Esta pequeña intervención asegurará que las gafas permanezcan firmemente en su lugar, permitiéndote concentrarte en tus actividades sin distracciones.
Por lo tanto, habrás entendido que invertir tiempo en la elección y ajuste de tus gafas es una inversión para tu bienestar visual y tu comodidad. Las gafas, de hecho, después de un breve período de adaptación, están destinadas a convertirse en una parte integral y armoniosa de tu vida cotidiana.
Al tener la medida perfecta, se convertirán en una extensión natural de tu estilo y personalidad, así como en un aliado importante para una visión clara y sin compromisos.
3. Comienza gradualmente
Habiendo dado estos primeros pasos importantes en la elección, comienza gradualmente a usarlas, recordando que acostumbrarse a las gafas nuevas es un proceso que requiere paciencia.
Como hemos dicho, es común sentirse incómodo o tener una visión no del todo nítida al principio, aunque las gafas parezcan perfectas en todos los aspectos. Con un poco de paciencia, en unos días te acostumbrarás.
Una de las principales causas de esta fase de transición es la adaptación del cerebro al nuevo centro visual.
Tu cerebro debe acostumbrarse a las nuevas condiciones visuales, que en realidad han mejorado. Es un proceso que puede tomar desde algunos días hasta dos semanas y no es raro que al principio solo se vean los bordes de la montura.
En esta fase es importante seguir usando las gafas regularmente para permitir que tus ojos y tu cerebro se alineen.
Recuerda que, con algunos tipos de lentes, los tiempos pueden prolongarse. Este es el caso de las lentes progresivas, que ofrecen una visión nítida a cualquier distancia, pero acostumbrarse a ellas puede tomar hasta tres semanas. Para facilitar el proceso, puedes empezar a usar las gafas nuevas solo cuando estés sentado e integrarlas gradualmente en tu rutina diaria.

Naturalmente, recuerda también la importancia del mantenimiento de las gafas. Una limpieza regular y la revisión de las lentes y la montura aseguran una visión clara y confortable. Si, a pesar de todo, la calidad visual no mejora o sigues teniendo problemas, presta atención a otros factores que pueden influir en la vista.
Entre ellos, el estrés puede afectar negativamente tu vista. Por eso es recomendable que la visita al optometrista o al oftalmólogo se realice en un estado de máximo relax, y considerando la presencia de enfermedades crónicas, como la diabetes o la hipertensión, que pueden influir en la visión.
Algunos medicamentos también pueden empeorar la vista, así que siempre habla con tu médico si estás tomando medicinas y tienes problemas de visión.
Si, a pesar de todo, sigues teniendo dificultades para acostumbrarte a las nuevas gafas, acude nuevamente a tu óptico de confianza, quien se encargará de garantizarte una visión clara y confortable.






